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El cuerpo humano funciona como un sistema, no como un organismo fragmentado.

Intervengo en procesos de dolor, lesiones y limitaciones funcionales cuando el cuerpo ha perdido organización y control del movimiento.

Cuando el cuerpo pierde organización funcional, aparecen los desequilibrios, el organismo se descompensa, se experimenta ineficiencia y poco control durante las acciones de movimiento.

Observar cómo está funcionando el sistema es el primer paso para entender qué necesita reorganizarse.

En la mayoría de personas, el problema no es la falta de esfuerzo.

Muchas personas siguen métodos de entrenamiento o hacen prácticas corporales de baja y alta intensidad, se someten a terapias pasivas de todo tipo y, aún así, sus molestias persisten y se establecen.

No porque no se impliquen.

No porque "lo estén haciendo mal".

Sino porque el cuerpo está siendo abordado con una visión fragmentada de "partes aisladas", sin entender cómo se organiza el sistema completo como unidad funcional. 

Es habitual observar que:

  • Se trata una zona, pero el patrón general no cambia su configuración.

  • Mejora algún síntoma, pero aparecen otras sensaciones no agradables.

  • El cuerpo se vuelve más fuerte, pero con sobreesfuerzo y daño estructural.

  • Se puede ganar algo de movilidad, pero se pierde fuerza y control.

  • Se entrena más, pero con más descompensación.

Si algo no está funcionando de forma sostenible en el cuerpo, la cuestión no es qué corregir, sino desde dónde y cómo se está observando.

La organización del sistema define la cualidad de la respuesta.

El problema no suele estar en una estructura concreta, sino en cómo lo interpreta el sistema y cómo interactúan los dominios que organizan el movimiento. 

Cuando esa interacción pierde coherencia, el organismo se adapta, aunque no siempre de forma eficiente.

Intervenir sin considerar esta organización rara vez modifica el funcionamiento global.

¿Cómo se organiza el proceso?

El proceso no se plantea como intervenciones aisladas, sino como una organización clara que permite observar cambios, introducir ajustes y sostenerlos en el tiempo.

LO QUE DEFINE EL PROCESO

El proceso se organiza en función de cómo responde el sistema, no en base a protocolos cerrados ni secuencias predefinidas.

Las decisiones se toman a partir de la observación contínua, el análisis de la respuesta y la necesidad real de ajuste.

Esta organización permite mantener coherencia en la intervención, incluso cuando el sistema cambia a lo largo del proceso.

LO QUE EXIGE EL PROCESO

Entrar en este proceso implica asumir una participación activa y progresiva.

 

Hay momentos de intervención, espacios de integración y fases de ajuste en función de cómo progresa el sistema.

No se trata de cumplir un plan prefijado, sino de sostener un proceso adaptable a la realidad de cada momento y a la capacidad de integración disponible.

Sin continuidad no hay reorganización estable. Todo cambio requiere tiempo.

Modificar cómo funciona un sistema implica observar su evolución, ajustar la intervención y permitir que las nuevas respuestas se consoliden.

El sistema necesita margen para reorganizar respuestas, estabilizar nuevas adaptaciones y abandonar soluciones que ya no son necesarias.

Cuando el trabajo se fragmenta, el sistema vuelve a patrones conocidos, aunque ya no sean funcionales ni eficientes.

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FORMAS DE ESTRUCTURAR EL PROCESO

Todo proceso es individual y específico a cada condición, por tanto, se adapta al punto de partida, a la experiencia previa y al nivel de implicación de cada quien.

BASES FUNCIONALES

Esta estructura está orientada a personas que necesitan reorganizar su funcionamiento antes de avanzar.


Imprescindible cuando hay percepción de desconexión corporal, dolor persistente, rigidez, limitaciones de movimiento, lesiones no resueltas, nula o poca experiencia previa en prácticas físicas.

En este nivel, el foco está en:

  • Recuperar coherencia funcional

  • Reducir compensaciones

  • Establecer una base estable y organizada

Es el punto de partida cuando el sistema necesita claridad antes que complejidad.

INTEGRACIÓN AVANZADA

Esta estructura está orientada a personas que ya se mueven, entrenan o tienen experiencia corporal previa, pero que buscan mayor comprensión y refinar cómo el sistema responde ante distintas demandas.

Aquí el objetivo no es construir la base, sino en optimizar la organización existente y potenciar el rendimiento.

En este nivel, el foco está en:

  • Ajustes más finos

  • Mayor autonomía

  • Integración en contextos más complejos

Es adecuado cuando el sistema ya tiene base y puede asumir un trabajo más específico.

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Organización del proceso en el tiempo.

El proceso nunca es estático ni lineal.


En las primeras fases, el trabajo requiere más guía y contacto directo para establecer referencias claras y reducir compensaciones ineficientes.

 

A medida que el sistema se reorganiza, el foco se desplaza hacia la integración, el seguimiento y la autonomía funcional.

La frecuencia, el formato y el peso de cada componente varían en función de la evolución del proceso y de la estructura elegida, manteniendo siempre coherencia y continuidad.

El objetivo no es avanzar más rápido, sino permitir que los cambios se estabilicen y se sostengan en el uso real del cuerpo.

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PROCESO DE
BASES FUNCIONALES

En esta estructura, el proceso comienza con mayor presencia de intervención directa para establecer referencias claras y reducir compensaciones acumuladas.


El foco está en construir una base funcional estable antes de aumentar complejidad o autonomía.

A medida que el sistema responde, se introducen espacios de integración que permiten consolidar los cambios y preparar la transición hacia fases más autónomas.

En esta estructura, el proceso parte de una base funcional ya existente.


El trabajo se orienta a refinar la respuesta del sistema, ajustar patrones más específicos y ampliar la capacidad de adaptación ante distintas demandas.

La intervención directa se combina con seguimiento y ajustes puntuales, priorizando la integración en contextos reales con autonomía progresiva.

PROCESO DE
INTEGRACIÓN AVANZADA

Todo proceso requiere:
estructura, tiempo y continuidad

Los cambios funcionales no se consolidan en intervenciones puntuales. El proceso se organiza en el tiempo para permitir adaptación, ajuste y estabilidad real, en función del punto de partida y del nivel de integración que se busca alcanzar.

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CICLO TRIMESTRAL

Permite sostener el proceso de forma progresiva y revisable.

Es una opción adecuada cuando se prefiere avanzar por bloques más cortos, manteniendo continuidad y capacidad de ajuste periódico.

Este ciclo es renovable, en función del progreso y de las decisiones que se tomen en cada revisión.

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CICLO SEMESTRAL

Ofrece un marco más amplio para sostener el proceso con mayor continuidad.

Permite atravesar distintas fases de adaptación sin necesidad de redefinir el marco temporal en cada revisión.

Es una opción habitual cuando existe una intención clara de dar estabilidad al proceso durante un periodo más prolongado.

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CICLO ANUAL

Orientado a sostener el proceso a largo plazo.

Permite trabajar con perspectiva, realizar ajustes finos y adaptar el trabajo a contextos cambiantes sin perder coherencia.

Es la opción elegida por personas que entienden el trabajo corporal como un proceso continuo y desean sostenerlo en el tiempo.

Al finalizar cada ciclo, el proceso se revisa y se decide el siguiente marco de trabajo en función del momento, la evolución y el nivel de implicación que se desee mantener.

Cómo se inicia el proceso

El proceso no comienza de forma automática. Antes de definir cualquier ciclo de trabajo, es necesario comprender el punto de partida, el contexto y valorar si este enfoque es el adecuado.

Trabajar juntos implica criterio, implicación y coherencia por ambas partes.

Paso 1.  ENTREVISTA INICIAL

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Una primera conversación para conocernos, comprender tu contexto y las expectativas. 

Este espacio permite valorar si tiene sentido trabajar juntos y si este enfoque encaja con tu situación personal.

La entrevista inicial es un factor de valoración mutua. No implica iniciar un proceso.

Paso 2.  ANÁLISIS FUNCIONAL

​​

Una evaluación detallada para comprender el estado funciona, la organización corporal, la fisiología y la relación con el movimiento.

En algunos casos, se realiza un primer abordaje corporal para observar respuestas fisiológicas y patrones de adaptación.

Este análisis constituye la base para cualquier decisión posterior.

Paso 3.  ESQUEMA DE TRABAJO

​​

A partir del análisis se toman decisiones. Se define el inicio del proceso, bajo qué enfoque y qué ciclo de trabajo se adapta mejor a tu contexto.

No se establecen compromisos sin una comprensión clara del punto de partida.

Estructura de Inversión

El valor del proceso se define en función del nivel de intervención, la complejidad del punto de partida y el formato de trabajo. No todos los procesos requieren el mismo grado de acompañamiento. 

ANÁLISIS FUNCIONAL

Permite comprender la organización del cuerpo, el estado funcional, cómo responde al movimiento y qué factores están condicionando su funcionamiento actual.

Valor orientativo​:

180 € - 220 € 

Paso previo par definir marco de trabajo y valoración profesional.

ESQUEMAS DE TRABAJO

La elección del ciclo no determina el punto de partida, sino el nivel de compromiso y continuidad que se desea asumir en cada momento.

TRIMESTRAL:

900 € - 1.200 €

SEMESTRAL:

1.650 € - 2.200 €

ANUAL:

3.200 € - 4.100 €

Los valores indicados son orientativos. El marco de trabajo y el valor final se definen tras la entrevista inicial y el análisis funcnional.

FAQ's

¿La entrevista inicial tiene algún coste?

No.
Es una conversación de valorarción mutua para comprender el contexto y decidir si este enfoque es el adecuado.

¿La entrevista implica iniciar el proceso?

 

No

La entrevista no compromete a iniciar ningún ciclo de trabajo.

¿Es obligatorio realizar el análisis funcional?
 

Sí.
El análisis funcional es una parte imprescindible del proceso.
Sin una comprensión clara del punto de partida, no se definen ciclos ni se toman decisiones de trabajo.

¿El análisis funcional es presencial u online?

Preferentemente presencial, ya que permite una lectura más precisa del cuerpo y sus respuestas; sin embargo, también puede realizarse online, depende la situación personal.

¿El análisis funcional tiene costo independiente?

Si.

Se realiza como un servicio profesional autónomo.

¿Después del análisis tengo que iniciar un ciclo de trabajo?

No necesariamente.
Tras el análisis, se valoran las opciones y se decide si iniciar el proceso y bajo qué marco temporal.

¿Puedo elegir un ciclo de 6 o 12 meses desde el inicio?

Sí.
La elección del ciclo depende del nivel de compromiso y de la disponibilidad de cada persona, no de haber realizado ciclos previos.

¿Qué ocurre al finalizar un ciclo?

El proceso se revisa y se decide cómo continuar, ajustar o redefinir el siguiente marco de trabajo según el momento y el progreso.

¿Este enfoque es similar a fisioterapia, rehabilitación, ejercicio terapéutico o métodos convencionales?

No.
El trabajo se basa en análisis funcional, integración sistémica y procesos sostenidos en el tiempo. No se trabaja desde protocolos cerrados ni intervenciones puntuales.

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