Existen tantas opiniones como seres humanos habitan el planeta tierra y, ciertamente, cada uno adquiere una visión del mundo interior y exterior de formas completamente diferentes, básicamente, por la educación transmitida o adquirida, por cómo se comprenden estos factores, y por las particulares percepciones sensoriales, las cuales en el momento de analizar y codificar la experiencia (sea cual sea), se configuran y establecen las distintas respuestas en forma patrones de pensamientos, acciones conductuales o expresiones corporales. Lo que digo es que, cada opinión o perspectiva, requiere de un mapeo sensorial (sentidos biológicos) el cual se integra con la información ya establecida (conocimiento, aprendizaje o experiencia), que determinará de formas completamente individuales la respuesta para cada situación, según el contexto y el momento.
Parte de la especificidad de la biología procede del hecho de que las células y los organismos sintetizan sus propias condiciones. La vida propaga un tipo de organización que, en cierto sentido, vincula materia y energía de forma novedosa para reproducirse, e incluso para construirse a sí misma. Lo realmente sorprendente del asunto es que cada uno de nuestros organismos está estructurado siguiendo esa misma estratégia básica. Así pues, la vida, claramente está formada gracias al cambio constante de la materia y la forma, es decir, la mera existencia como ser orgánico. Si comprendemos nuestro mundo orgánico y sabemos que la sustancia viva se compone de un número relativamente pequeño de materias básicas, compuestas de un modo muy especial, ¿No es acaso más natural explicar esta circunstancia gracias a las muy especiales y relativamente constantes condiciones ambientales, y suponer que en condiciones ambientales diferentes producirían otra forma de acontecer orgánico? esto es, lo esencial, lo que permanece, todo aquello sobre lo que descansa la identidad e integridad, el organismo, la mente, la materia y el movimiento.
Este texto inició con el fundamento de ser un manual para plasmar cada nuevo conocimiento adquirido, una guía sin expectativas, basada en mi propio camino y aprendizaje diario, el cual está compuesto, por una parte, en la experiencia personal y profesional (ensayo, error y correción) y, por otra, en largas horas dedicadas a investigación y práctica (observación, exploración y análisis). Debo reconocer que gran parte de las ideas y temas aquí desarrollados se dieron fortuitamente, es decir, de forma inesperada y por casualidad. No imaginé la magnitud de lo que en su momento empezó siendo tan sólo una idea para luego tomar el cuerpo de un proyecto, desde la concepción de un contenido primario hasta la estructuración y organización de mi actividad profesional. He de reconocer también que, durante la fase de investigación, además de poner en práctica cada nuevo conocimiento, tuve la oportunidad de aprender y comprender, aparte de los conceptos técnicos y el desarrollo académico, lo verdaderamente maravillosa que es la vida en su totalidad y lo enigmático que es el ser humano.
Luego de ordenar las ideas y de imprimir las primeras líneas, poco a poco se fueron transformando en párrafos y con el tiempo en capítulos, fue entonces cuando tomó otra dirección. Reflexionando en cada letra, palabra y frase, he llegado a concluir que no es casualidad de que gran parte de las personas con las que he tenido y tengo contacto directo, una mayoría, poseen un desconocimiento importante sobre su propio ser y funcionamiento, y esto interviene negativamente en la comprensión de la salud, el bienestar y, sobre todo, en la percepción que se adquiere en relación a su propia experiencia vital. Estamos sumidos en armaduras psíquicas (falta de espontaneidad, flexibilidad, ligereza, etc), la cual condiciona nuestra maleabilidad y adaptabilidad. Por lo general, nos guiamos por patrones de comportamientos automatizados que delimitan, como decíamos, los pensamientos, decisiones y acciones, sin llegar a cobrar conciencia de la razón de ser y existir. Este objeto de desconocimiento encasilla y limita la adquisición de otro tipo de información que permita la trascendencia evolutiva que se requiere para la preservación de la especie, o simplemente para experimentar una vida dentro de los estándares que dicta la regulación homeostática.
A pesar de que existen cientos, o tal vez miles, de textos y obras para describir conceptos sobre el cuerpo y el movimiento, siendo además temas de complejo abordaje, me tomé el atrevimiento, con absoluta humildad y respeto, de plasmar mi propio criterio. Declaro que esta obra no pretende sustituir la literatura ni los textos académicos ya descritos, tampoco pretende ser un manual metódico con el cual lograr conseguir beneficio estético o de algún otro tipo. Este, sin duda alguna, es el fundamento de mi actividad, de mi aprendizaje y hacer diario, y aunque las teorías y la ciencia están en constante cambio, por medio de este libro intentaré exponer con razonamiento, y pensamiento crítico, lo que engloba a este ser compuesto por mente, materia y movimiento. De esta manera, la apreciación quedará en la libertad de quién se integre en la lectura y su interés por la compresión.